Estás disfrutando de una noche tranquila, tal vez en una terraza, quizá en el campo, incluso en la playa… Todo parece perfecto, hasta que comienzas a oír ese zumbido inconfundible. Y lo peor: al día siguiente, tú te despiertas cubierto de picaduras, mientras la persona que estaba a tu lado ni se ha enterado. ¿Por qué los mosquitos me pican más que a otras personas? 😤.
Esta pregunta no es solo popular en verano; es, en realidad, una de las más buscadas cada año en Google. Y la respuesta no es sencilla, porque los factores que determinan la atracción de los mosquitos hacia ciertas personas son múltiples: genéticos, fisiológicos, químicos e incluso microbianos.
Y sí, los mosquitos son selectivos: no se lanzan al azar 🎲. Vamos a desentrañar con evidencia científica por qué, a nivel molecular, bioquímico y fisiológico, algunas personas son, literalmente, un buffet de cinco estrellas para ellos.
La culpa empieza en tus genes
Uno de los factores más determinantes es la herencia genética, que afecta tanto al perfil metabólico como a la composición química del sudor y la piel. Estudios con gemelos han mostrado que la atracción que generan hacia los mosquitos tiene un componente hereditario de entre el 60 y 85%.
El grupo sanguíneo 🩸es uno de los rasgos genéticos más influyentes. Diversos estudios han demostrado que Aedes aegypti y Anopheles stephensi muestran una clara preferencia por el grupo O, seguido del grupo A, mientras que el AB es el menos atractivo. Esto podría deberse a la secreción de antígenos sanguíneos a través del sudor o directamente desde la epidermis en individuos “secretadores” (genotipo Se/Se).
Además, hay otros polimorfismos genéticos, como los que afectan a las enzimas metabolizadoras del sudor 🥵 (como la apolipoproteína D o ciertas deshidrogenasas), que modulan la emisión de compuestos volátiles específicos.
En resumen: la química corporal determinada por tus genes puede convertirte en “altamente detectable” para los sensores olfativos de los mosquitos.
CO₂: tu aliento te delata
El dióxido de carbono (CO₂) es una de las principales señales de localización de hospedador para los mosquitos hematófagos. Gracias a su receptor Gr3, presente en las neuronas del órgano maxilar, los mosquitos pueden detectar cambios en la concentración de CO₂ en el aire.
Los experimentos demostraron que Anopheles gambiae puede seguir un gradiente de CO₂ a través de entornos complejos para encontrar a su objetivo humano 🎯.
¿Quién emite más CO₂?
- Individuos con mayor índice metabólico basal.
- Personas con mayor superficie corporal (mayor ventilación pulmonar 🫁).
- Embarazadas 🤰🏻(hasta un 21% más de emisión).
- Personas que han hecho ejercicio recientemente o están bajo estrés fisiológico 🏋️♀️.
Y no es solo el CO₂: en la exhalación también liberamos octenol, acetona, isopreno y otros compuestos volátiles que los mosquitos detectan mediante receptores olfativos
🧬 La detección del CO₂ es tan crítica que los mosquitos modificados genéticamente con defectos en los receptores Gr3 muestran una reducción drástica de su capacidad de encontrar humanos.
Tu piel, tu olor… y tu microbiota 🦠:
La piel no solo es una barrera física: es un verdadero ecosistema microbiano 🦠. El microbioma cutáneo es clave en la producción de compuestos odoríferos que modulan la atracción de mosquitos.
Los mosquitos no están oliendo “tu sudor”, sino lo que las bacterias hacen con él. Por ejemplo:
- El ácido láctico, presente en altas concentraciones en el sudor, es un potente atrayente para Aedes aegypti.
- Ciertos aldehídos y cetonas, derivados del metabolismo bacteriano de los lípidos epidérmicos, pueden ser extremadamente atractivos.
- Compuestos como 3-metilbutanoato de isobutilo, nonanal o sulfóxidos alifáticos también modulan la respuesta.
Un estudio demostró que personas con alta riqueza microbiana cutánea pero baja dominancia (es decir, gran diversidad de bacterias) resultan menos atractivas para los mosquitos que aquellas con flora homogénea dominada por unas pocas especies, como ciertas Staphylococcus o Corynebacterium.
En otras palabras, una piel microbióticamente rica y equilibrada = menos picaduras.
Sudor, temperatura y ropa: el combo explosivo 💥 :
La termorregulación corporal también entra en juego. Los mosquitos 🦟 disponen de termorreceptores como el TRPA1, que les permite detectar diferencias mínimas de temperatura superficial.
¿Y qué zonas del cuerpo suelen estar más calientes y ser más expuestas?👉 Tobillos, muñecas, cuello… justo donde más te pican. Coincidencia, no lo parece.
El sudor, por su parte, aumenta la humedad local y sirve de medio de disolución para compuestos atractivos. Además, la presencia de ácido úrico y amoníaco en el sudor humano potencia aún más la señal.
Y sí, el color de la ropa 🧦también importa. Mosquitos como Aedes aegypti tienen un sistema visual altamente adaptado a detectar contrastes de luminosidad. El negro y el azul marino absorben más luz y calor, lo que los hace más “visibles”.
¿Y el estrés? Sí, también influye ✅:
Aunque todavía es un área emergente, se ha observado que el estrés agudo puede modificar tanto la emisión de CO₂ como la temperatura cutánea. Los niveles elevados de cortisol y adrenalina pueden inducir un aumento transitorio del metabolismo basal, lo que amplifica la emisión de señales atractivas.
También se ha observado que ciertas hormonas del estrés pueden alterar la expresión de glándulas sudoríparas ecrinas, modificando la composición del sudor. Aunque los estudios en humanos aún son escasos, es un campo muy prometedor.
¿Estás tenso porque te van a picar? Pues igual te pican más.
¿Cómo evitar que te piquen los mosquitos?
Aunque no puedes cambiar tu genética, sí puedes reducir tu atractivo de otras formas. Algunas recomendaciones científicamente respaldadas:
- Usar repelentes eficaces, como los que contienen DEET (N,N-dietil-meta-toluamida), icaridina o PMD (aceite de eucalipto limón).
- Evitar perfumes y lociones 🌹 con fragancias intensas, que pueden atraer más que repeler.
- Ducharte frecuentemente 🚿 en épocas de sudoración intensa para reducir la acumulación de compuestos volátiles.
- Dormir con mosquiteras o usar difusores eléctricos en interiores.
- Vestir ropa clara, larga y suelta 👚 cuando estés en zonas de riesgo (especialmente al atardecer).
Un campo aún lleno de incógnitas
La ciencia del olfato en los mosquitos está en auge. En los últimos años, se han identificado más de 70 tipos de receptores olfativos en especies como Anopheles gambiae y Aedes aegypti. Algunas investigaciones recientes incluso buscan modificar genéticamente mosquitos para hacerlos menos sensibles al olor humano (o directamente incapaces de transmitir enfermedades como el dengue o la malaria).
Además, hay estudios explorando probióticos tópicos que alteren el microbioma de la piel para hacerla menos atractiva… ¿Una crema anti-mosquitos basada en bacterias?
Conclusión: No eres dulce, eres bioquímicamente atractivo
La próxima vez que estés con alguien que no ha recibido ni una sola picadura mientras tú pareces un campo minado, ya sabes que no es solo mala suerte: es biología. Tu sangre 🩸, tu piel 👤, tus genes 🧬 , tu CO₂ , tu sudor 😰 y tus bacterias 🦠 colaboran (sin querer) para hacerte más o menos atractivo a estos pequeños vampiros del verano.
Pero como siempre en ciencia, el conocimiento es poder. Y aunque no podamos cambiar nuestra genética, sí podemos tomar medidas prácticas para evitar convertirnos en su comida favorita.
Así que ya sabes: protege tu piel, cuida tu microbioma y, sobre todo, no subestimes a los mosquitos. No son tontos: llevan millones de años perfeccionando el arte de encontrarte… y picarte. 🦟
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